Don Fernando Juica Villarroel por décadas desarrolló una labor clave en el sector que con el tiempo se fue extinguiendo y que heredó de sus ancestros, pero que recordó en su taller de calle Avenida Islón con Colombia y que, en el mes del patrimonio impulsado por el municipio de La Serena, su historia es digna de destacar.
Hasta la década de los ’70 un gran porcentaje de las actividades en Las Compañías se hacía en carretas tiradas por caballo, por lo que el servicio de herrería era altamente demandado, lo mismo que en la actividad minera. Se requerían buenos implementos, sobre todo cuando la perforación de los cerros se hacía a pulso.
De esa época la familia Juica ocupó un lugar preponderante y tuvo a don Fernando, a uno de los mayores exponentes junto a su padre y abuelo. Poseía el taller en calle Avenida Islón con Colombia.
El mismo lugar donde repasa su historia y cómo se transformó en protagonista de un oficio que actualmente está en extinción.
En el mes del Patrimonio donde la Municipalidad de La Serena destaca los lugares históricos y los protagonistas de labores que lentamente quedan en el pasado, destacamos su historia que don Fernando nos cuenta en su propio taller donde en su momento el movimiento fue incesante. “Me siento orgulloso de llevar ese título de herrero, además que actualmente la juventud no estudia este tema de la herrería. Antes uno lo podía hacer en la escuela de Minas, ahí aprendió mi padre, quien me dijo que debía aprender mirando, sobre todo para realizar las herraduras, las herramientas y también se fabricaban resortes”, rememora en el interior de su taller que hoy más parece un museo por la cantidad de herramientas que posee.
Como anécdota cuenta que cuando joven fabricaba fraguas pequeñas, “mis hermanos no salieron herreros, fueron soldadores al arco y otras profesiones”, precisa.
Igualmente complementó esta labor con trabajos en la minería en yacimientos en Copiapó, “colocándome el capacho y cargando camiones con mineral de cobre en la mina Agustina”, recuerda.
PROTAGONISTA DE UNA ÉPOCA
Admite que por sus diferentes labores actualmente se siente un personaje en Las Compañías y protagonista de una serie de oficios que se ya se encuentran en extinción, pero que en su momento fueron claves en el desarrollo de la vida de Las Compañías. Incluso, por años fue integrante de un baile chino.
Aunque su pasado de herrero fue ampliamente destacado, al final los mayores reconocimientos lo obtuvo como dirigente deportivo y uno de los fundadores del Club Camino Islón, labor que ha sido resaltada por las propias autoridades comunales y que hoy lo mantiene vigente.
Dice estar consciente que esta actividad se podría enseñar a los jóvenes que estudian en colegios técnicos del sector para evitar que se extinga, pero reconoce que no hay interés en aprender, “la mayoría prefiere ser soldador y aprovechar las nuevas herramientas, pero no hay como la técnica de la herrería y sobre todo la confección de barretas”, puntualiza.
Herencia familiar
Don Fernando nos muestra cada rincón de su taller donde en su momento el trabajo era intenso. “Mi padre trabajaba en el mineral El Romeral y en este taller, haciendo herraduras y todo tipo de trabajos en fierro forjado, rejas, cuñas, barretas y después continué yo haciendo de todo y me gustaba mucho componer barretas, aprendiendo muy bien el oficio, aunque ya no puedo trabajar”, subrayó.
Dice tener gratos recuerdos de su abuelo Solín Juica quien inicio el trabajo tradicional en diferentes talleres de La Serena, “como reliquia, nos quedaron máquinas y herramientas antiguas que él utilizó y luego las ocupó mi padre. Por ejemplo, el fuelle de una fragua (la muestra) tiene más de 100 años Mi abuelo fue herrero en La Serena y le hacía los ejes a las carretas y lo alcancé a acompañar en su trabajo desde los 8 años”, rememora.
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